En los últimos 10 a 20 años, las cartas del Tarot han ganado una gran popularidad, apareciendo con frecuencia no solo en el mundo ocultista de Internet, sino también en películas y series de televisión populares, libros de ficción, y como elemento estilístico del arte contemporáneo.
Sin embargo, las cartas del Tarot siguen siendo misteriosas y multifacéticas, dando lugar a numerosas leyendas no solo sobre sus orígenes, sino también sobre el significado iconográfico de cada carta, así como de toda la baraja. Para algunos, el Tarot es un juego de cartas; para otros, una herramienta mística de adivinación o un rico sistema simbólico de autoconocimiento que permite trabajar con asociaciones y arquetipos. En este artículo, examinaremos los orígenes del Tarot, la estructura y las características de varias barajas, e intentaremos responder a la pregunta: ¿debería percibirse el Tarot únicamente como una herramienta de autodescubrimiento o como una forma de arte?
História
La historia del Tarot comienza en el sur de Europa, en el sur de Italia, en el siglo XV. En aquella época, estas cartas rara vez se usaban para adivinar el futuro, sino principalmente para un juego llamado tarocchi. Estas barajas se fabricaban a medida y estaban profusamente ilustradas, reflejando la cultura renacentista. Posteriormente, las cartas se extendieron a Francia, donde se desarrolló la tradición del Tarot de Marsella en el siglo XVI, llamada así por la ciudad de Marsella, donde se imprimieron principalmente estas barajas. El Tarot de Marsella se considera una de las barajas mejor conservadas más antiguas, pero se considera que la más antigua es la baraja Visconti-Sforza, creada a mediados del siglo XV.
Sin embargo, hasta el siglo XVIII, estas barajas no se usaron ampliamente para adivinar, sirviendo más como naipes o artículos de lujo, especialmente las barajas hechas por encargo. En el siglo XVIII se produjo un cambio hacia una visión mística del Tarot, cuando los ocultistas europeos comenzaron a asociarlo con antiguos conocimientos secretos, concretamente los misterios egipcios y la Cábala, creyendo que el simbolismo del Tarot ocultaba antiguos conocimientos de autodescubrimiento y superación personal. A finales del siglo XIX y principios del XX, el Tarot se había consolidado en la tradición esotérica occidental, en particular gracias a los místicos de la Orden Hermética de la Aurora Dorada, Arthur Edward Waite y Pamela Colman Smith, quienes crearon quizás la baraja de Tarot más famosa, el Tarot Rider-Waite-Smith.
Hoy en día, sin embargo, el interés por el Tarot se extiende más allá del esoterismo: las cartas se utilizan como medio de introspección, en la práctica artística y en los estudios culturales para analizar la iconografía, los mitos y los símbolos. Además de la conocida baraja Rider-Waite-Smith, también vale la pena mencionar el Tarot Thoth de Aleister Crowley y Frieda Harris, y el Tarot Wirth de Oswald Wirth.
Estructura de la Baraja del Tarot
La baraja clásica del Tarot, el Tarot Rider-Waite-Smith, consta de 78 cartas:
• 22 Arcanos Mayores: imágenes arquetípicas (p. ej., el Loco, la Emperatriz, la Muerte, el Sol, etc.) que reflejan etapas de la experiencia humana.
• 56 Arcanos Menores, divididos en cuatro palos (Espadas, Copas, Bastos, Oros), cada uno simbolizando diferentes áreas de la vida: intelecto, emoción, aspiración y la esfera material.
Diferencias con las otras barajas mencionadas anteriormente:
• Tarot Thoth: mantiene la misma estructura que la baraja Rider-Waite-Smith, pero el diseño de cada carta transmite una interpretación más abstracta y multifacética, mientras que la baraja clásica es más concisa y describe una situación específica con una narrativa clara.
• El Tarot Wirth: creado por el ocultista suizo Oswald Wirth, es más antiguo que las barajas Rider-Waite-Smith y Thoth. La baraja Wirth consta de tan solo 22 cartas (es decir, los Arcanos Mayores) y constituye uno de los primeros intentos de posicionar conscientemente el Tarot no como un juego o una forma de adivinación, sino como una herramienta ocultista sistemática.
Cabe destacar también que artistas contemporáneos están creando barajas originales que reflejan temas personales o culturales, desde la mitología hasta la cultura pop. Generalmente, estas barajas se basan en las tradiciones Rider-Waite-Smith o Thoth, pero a veces hay algunas que se inspiran en la baraja de Marsella. Sin embargo, gracias a esto, el Tarot se convierte no solo en una herramienta de autorreflexión, sino también en un elemento importante para la expresión artística.
Lectura de Cartas
Independientemente de la tradición de la baraja, la lectura del Tarot se basa en una combinación del simbolismo de las cartas, su posición en la tirada y la interpretación personal del lector.
• Las tiradas determinan la estructura de la lectura: la mayoría de las veces se utiliza una tirada de tres cartas (por ejemplo, en la tirada de «pasado-presente-futuro»), pero también son comunes las tiradas de cinco o diez cartas, como en la clásica Cruz Celta.
• El significado de las posiciones de la tirada confiere a las cartas un dinamismo: por ejemplo, una misma carta en la posición de «pasado» se interpretará de forma diferente que en la posición de «presente».
• Los tipos de interpretación varían: algunos lectores se basan en los significados tradicionales establecidos de cada carta, otros les asignan sus propios significados, confiando más en la intuición, y también hay quienes utilizan las cartas como estímulo asociativo para una conversación con el cliente o consigo mismos. La experiencia y la percepción subjetiva son fundamentales: las cartas se convierten en un espejo que refleja tanto la situación externa como el estado interno de una persona.
¿Psicología o Arte?
Existen varios enfoques del Tarot:
1. El Enfoque Psicológico.
• Las cartas pueden servir como herramienta de autodescubrimiento y autorreflexión. Los símbolos representados en cada carta evocan asociaciones y ayudan a comprender mejor los propios sentimientos, deseos y miedos.
• La iconografía del Tarot se basa en el uso de diversos arquetipos y, según la psicología analítica de Carl Gustav Jung, los arquetipos son imágenes universales del inconsciente colectivo. En este contexto, los Arcanos Mayores pueden considerarse una visualización de estos arquetipos.
• En la tradición moderna, el Tarot se utiliza a menudo como un método de psicología proyectiva, para el diálogo entre el cliente y el lector o consigo mismo, así como para descubrir nuevas perspectivas.
2. El Enfoque Artístico.
• Cada baraja es una obra de arte que combina el simbolismo, el estilo de la época y la visión personal del autor. Esta tendencia se observa incluso en los inicios del Tarot, cuando cada baraja se creaba como una copia individual y se consideraba un artículo de lujo. Por ejemplo, la baraja Visconti-Sforza.
• Cada carta del Tarot es rica en metáforas visuales, la percepción individual, convirtiéndola en una pintura en miniatura.
• Hoy en día, la creación y el coleccionismo de barajas de Tarot se han convertido en movimientos artísticos independientes, que involucran no solo a aficionados individuales, sino también a comunidades enteras de expertos de todo el mundo, y las barajas antiguas y raras se valoran como piezas de museo.
Conclusión
El tarot ha evolucionado enormemente: desde un juego de cartas en el sur de Italia durante el Renacimiento hasta un complejo sistema simbólico con raíces en la mitología y el esoterismo. Hoy en día, el Tarot es un fenómeno multifacético: un artefacto histórico, un arte visual, y una herramienta para el autodescubrimiento. Independientemente de si percibimos estas cartas como una herramienta para el diálogo interno o como un fenómeno puramente estético, el Tarot sigue cumpliendo su función principal: servir de mediador entre el ser humano y el mundo de los símbolos.




